Cómo elegir tu hornillo de montaña

Cómo elegir tu hornillo de montaña

Comparativa entre gas, gasolina y alcohol. ¿Cuál es mejor?

Introducción

En travesías de varios días, el hornillo se convierte en mucho más que un lujo, es nuestra garantía de que comeremos bien y caliente. El hornillo o “fogonet” es la herramienta que nos permite cocinar, calentar líquidos y ganar confort en condiciones a menudo adversas. Elegir el tipo adecuado no es una decisión menor, ya que no todos los hornillos funcionan igual en distintas altitudes, temperaturas o contextos logísticos. Existen múltiples tipos de combustible, pero en este artículo nos centraremos en los tres más comunes y versátiles: gas, gasolina y alcohol. Escoger el hornillo que mejor se adapta a nuestro estilo de actividad puede marcar la diferencia entre una comida caliente al abrigo del viento o un momento de frustración en mitad de una tormenta.

Hornillo de gas

El más popular

El hornillo de gas es, sin duda, el más popular entre los usuarios de trekking ligero y media montaña y esto se debe al hecho que su funcionamiento es extremadamente sencillo: se conecta un cartucho presurizado de butano, propano o mezcla y, en cuestión de segundos, está listo para cocinar.


Ojo porque, para conectar el cartucho, existen dos sistemas, la rosca y los cartuchos a presión —típicos de la marca francesa Campingaz. Si bien estos segundos es muy habitual encontrarlos en cámpings y zona de montaña en Europa, cada vez está más extendido el uso de los cartuchos de rosca. Nosotros os recomendamos encarecidamente optar por la rosca, ya que su funcionamiento es más fiable, más duradero y, en definitiva, mucho más seguro en la montaña.


Dicho esto, el gas suele ser la opción preferida para quienes buscan comodidad, limpieza y eficiencia en todo tipo de climas que no sean extremos. Su otra ventaja es que permite un control muy preciso de la llama, lo que facilita la cocción de alimentos más allá de calentar agua. Su rendimiento, sin embargo, se ve comprometido a bajas temperaturas o en altitud, ya que los cartuchos pierden presión y eficacia, así pues, cuando la cosa se pone sería, los alpinistas dejan de lado el gas y optan por el gasoil, como veremos a continuación. 
Además, si optamos por esta opción, también es importante tener en cuenta que no todos los cartuchos son universales, y en determinadas regiones del mundo puede ser difícil encontrar repuestos compatibles, lo cual puede llegar a ser un verdadero problema si de ello dependemos.


Marcas como MSR, Jetboil o Primus lideran este segmento con modelos muy compactos y ligeros, ideales para senderistas y alpinistas en rutas de 1 a 5 días, o bien en rutas más largas siempre que hayamos comprobado previamente la posibilidad de encontrar repuestos de latas de gas.


Ojo porque aquí no estamos hablando de tipos de quemador, sino simplemente del sistema de combustión. Entre los hornillos de gas, actualmente se ha puesto muy de moda el sistema ultracompacto que inventó Jetboil, con el cual ganamos mucho en eficiencia y conseguimos alargar la vida útil de los cartuchos de gas. Sin embargo, estos sistemas también tienen sus limitaciones, algo que trataremos en un artículo aparte.

Hornillo de gasolina

Ideal para climas extremos o cuando necesitamos gran autonomía

Para quienes se enfrentan a climas más duros o rutas de larga duración, el hornillo de gasolina es el favorito, aunque también suele ser la opción elegida por aquellos que no quieren depender de los cartuchos o latas de gas —o que no quieren generar esta cantidad de residuo en sus salidas a la montaña.


En realidad, una vez adquirido el cacharro, se trata de la opción más económica, ya que rellenar el depósito de gasolina, que suele ser de 1l, nos constará menos de 2eur en casi cualquier gasolinera, y su duración es muy superior a la de un cartucho de gas estándar, que suele costar entre 7 y 10 euros. Además, también es más sostenible, ya que no se genera residuo en forma de lata.


Así pues podemos decir que su mayor virtud es la versatilidad: acepta distintos tipos de combustible líquido —desde gasolina blanca hasta queroseno—, lo que lo convierte en una opción ideal para expediciones en lugares remotos donde los cartuchos de gas escasean. Por último, su gran highlight es que el rendimiento es excelente en frío extremo y a grandes altitudes, lo que lo ha consolidado como el estándar en alta montaña y expediciones polares. De hecho, no sabemos porque no se ha extendido más allá de estos usos técnicos, aunque podemos encontrar algunas claves en sus contras, pero seguramente también en los intereses de las marcas.


Como comentábamos, su gran punto negativo es que el uso es menos intuitivo: requiere cebado previo, genera mayor ruido y necesita mantenimiento para evitar obstrucciones. Además, durante el encendido, suele soltar un fuerte olor a gasolina que, si no vigilamos, nos acabará impregnando toda la mochila. Su peso también es algo superior al de otros sistemas, ya que incluye una botella presurizable y bomba de presión. Aun así, marcas como MSR (con su mítico WhisperLite), Optimus o Soto han sabido refinar sus diseños para ofrecer modelos robustos y fiables, pensados para condiciones exigentes y usuarios con cierta experiencia técnica


Si estás buscando un hornillo para toda la vida, que puedas recargar en cualquier rincón del mundo, y no te importa dedicarle unos minutos de más a encenderlo, esta será tu opción ideal. 
 

Hornillo de alcohol

El recurso más ligero

La tercera opción es el hornillo de alcohol, el preferido por los amantes del ultraligero, el DIY (Do It Yourself) y los entornos más templados. Su simplicidad es su mayor baza: no tiene piezas mecánicas ni sistemas de presión. Basta con verter alcohol de quemar (etanol o metanol) en un pequeño quemador y prenderlo. Su peso es mínimo y el coste del combustible también es muy accesible.


Sin embargo, esta ligereza tiene un precio: su potencia es limitada y no se puede regular, el tiempo de cocción más largo y es especialmente vulnerable al viento, por lo que se recomienda usarlo con pantallas térmicas. En este sentido, su uso quedará muy limitado a las condiciones climáticas y nuestra recomendación es usarlo solo para calentar algo de comida o agua, pero no confiar en él para realizar una grande expedición.


Este tipo de hornillo suele ser una elección personal más que técnica, ideal para rutas en solitario, climas moderados y entornos donde cada gramo cuenta. Existen versiones comerciales como las de Trangia o Evernew, pero también es común encontrar modelos artesanales entre los aficionados al DIY.

Conclusión

Saber elegir es saber escucharse

Cada uno de estos sistemas tiene sus puntos fuertes y sus debilidades. No se trata de encontrar el mejor hornillo en términos absolutos, sino el que mejor se ajusta a nuestras necesidades, entorno y estilo de actividad. Un mismo usuario puede optar por el gas en rutas veraniegas en los Pirineos, por la gasolina en un intento invernal en el Aconcagua, y por el alcohol en una travesía ligera por el Camino del Norte. Lo importante es conocer bien las características de cada opción para poder tomar una decisión informada, que garantice seguridad, eficiencia y, por qué no, una buena comida caliente al final del día. Porque, en la montaña, cocinar es uno de los mejores placeres que uno encuentra cuando las piernas piden un descanso.

Fecha de publicación: 24/04/2025

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